No podemos cambiar nuestro pasado. No podemos cambiar el hecho de que las personas actúen de cierta manera. No podemos cambiar lo inevitable. Lo único que podemos hacer es tocar con la única cuerda que tenemos, y esa es nuestra actitud.
Sobre mí
Nací cuando la relación entre mi madre y mi padre ya se había roto. La primera niña después de tres varones y aunque no fue un embarazo deseado, mi madre me puso de nombre Desiré. Tuve una infancia y adolescencia muy difíciles. Temía encontrarme a mi padre, al que vi maltratar a mi madre. De niña, mis mejores momentos los recuerdo fuera de casa, en el colegio y durante las vacaciones con las amigas de mi barrio. La adolescencia fue aún peor. Temía a mi madre a la que ahora amo incondicionalmente. Crecí siendo un poco tímida pero con convicciones que con el paso de los años, en mi edad adulta, me han servido para encontrar el equilibrio, la paz y el bienestar del que hoy disfruto.
En la actualidad ese equilibrio se extiende a todas las áreas de mi vida. Y he de confesar que mi vida cambió radicalmente cuando desesperada, en la soledad, me dirigí a Dios y le pedí que me diera las herramientas necesarias para vivir sin tanto dolor. Estaba cansada.
Es entonces, cuando en muy poco tiempo se ponen en mi camino los talleres para desarrollar la inteligencia intuitiva, la formación de kinesiología emocional y la de coaching personal. A partir de ahí mi vida ha ido cada vez a mejor y mejor sin límites, disfrutando: cada sueño real, cada proyecto. Poco a poco se han ido dando por etapas pues cada sueño ha sido un proceso que ha requerido fe, confianza, planificación, ilusión y acción.
Se hace necesario entonces hacer un trabajo mental y emocional. Vaciar la mente y llenar el corazón.
Con más de 17 años de formación y experiencia quiero verte feliz.